(Del libro "Los chistes que le contaron al papa Francisco")
Jesús baja a la tierra y visita al Papa Francisco en el Vaticano. Durante un rato hablan de asuntos celestiales. Luego un poco entonados por el vino de la misa, Jesús le confiesa que la vida en el cielo es un poco aburrido y que hace rato que quiere darse el gustito de recorrer Roma manejando una Ferrari.-Faltaba más, patrón.-le dice Francisco.-con esta muñeca peronista, hago un par de llamados y te la consigo.-
Y mientras tanto siguen dándole al vino de mí la misa. Al rato, viene una monjita para avisar que en la puerta hay un coche esperándolos.
Jesús y Francisco bajan. Es una Ferrari último modelo, de las que vettel corre en fórmula 1. Con unas cubiertas enormes, unos alerones impresionantes, capaz de levantar a 200 km en 5 segundos. Medio mareado, Jesús mete un pie, la túnica se le enreda en la puerta, está a punto de caer y Francisco lo sostiene:
-Estás bien, señor.-dice.
-Perfecto!-dice Jesús, y viendo la cara de confianza de Francisco.-Qué te pasa, hijo? Soy infalible.-
-Sí señor.-dice Francisco mientras piensa: "seguro mira cómo te fue hace 2000 años."
Los dos suben y Jesús arranca a los pedos, haciendo eses. Al minuto, ya se llevó puestas una estatua de Venus y una escultura de Zeus tronante.
-Para señor, frena.-grita Francisco, pero a cambio de eso Jesús acelera mientras hace ruido de motor con la boca o tal vez es que habla en arameo.
Cuando llegan a 200, 250, Jesús da una curva cerrada, se le cruza un peatón y lo atropella.
Jesús estaciona la Ferrari bajan y camina hacia el hombre invocando El auxilio de Dios padre. Francisco baja tras él y tirándole la túnica le pide asustado:
-Señor, señor, qué hacés? Rajemos que puede venir la policía.-
Jesús le contesta:
-Espera Francisco y ten fe.-
Se vuelve hacia el caído y le dice:
-Levántate Lázaro, levántate y anda.-
Pero el muerto no se mueve. Francisco se inclina sobre él y dice:
-Rajemos Jesús, este no es Lázaro.-
BWAHAHAHAAAHA!
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