Eliseo: s. país
imaginario y seductor que los antiguos torpemente creían habitado por las almas
de los buenos. Esta ridícula y maliciosa fábula fue echada de la superficie
terrestre por los primeros cristianos: ¡que sus almas sean felices en el Cielo!
Ermitaño: s. El
que no ejerce en sociedad ni sus vicios ni sus locuras.
Escrituras: s.
Los libros sagrados de nuestra bendita religión, por oposición a los falsos y
profanos escritos en que se fundan todas las otras religiones.
Esotérico: adj.
Particularmente recóndito y consumadamente oculto. Las antiguas filosofías eran
de dos clases a saber: "exotéricas", aquellas que los propios
filósofos podían entender en parte, y "esotéricas", o sea, las que
nadie podía comprender. Estas últimas son las que más profundamente han
afectado el pensamiento moderno y las que mayor aceptación han tenido en
nuestro tiempo.
Eucaristía: s.
Para la secta religiosa de los Teófagos es una fiesta sagrada. Una vez, en esta
hermandad se inició una infortunada discusión sobre que debían comer. Dicha
controversia ha causado ya la muerte a más de quinientas mil personas;
lamentablemente la cuestión aun no se ha aclarado.
Evangelista: s.
Individuo portador de buenas nuevas, generalmente (en sentido religioso) las
que garantizan nuestra salvación, pero la condenación del prójimo.
BWAHAHAHAAAHA!
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