Durante la misa, entra un mina espectacular a la iglesia. El cura, un gallego fortachón, le echa el ojo apenas la ve. La mujer lleva un pantalón ajustadísimo y una remera escotdísima. Cuando llega el momento de la comunión, la joven se arrodilla ante el cura.
-Lo siento, hija, pero no puedo darte la comunión asi vestida.-
-Pero padre ¡Yo tengo el derecho divino!-
-Y el izquierdo, también. Pero estás casi en pelotas, y así no puedo.-
BWAHAHAHAAAHA!
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