-Digame, padre Remigio, ¿no se siente solo en esta parroquia tan retirada, en estas tierras gallegas tan bellas pero tan solitarias?-
-No, hijo mio. Tengo aquí cuanto necesito: Rosario, Biblia, oración.-
-Cuanto me alegro, padre. ¿Cuan cerca de la santidad!
-¿Quisieras beber algo, hijo?-
-Bueno, padre.-
-¡A ver, rosario, tráete una botella y dos vasos!-
BWAHAHAHAAAHA!
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