Estaban unos curitas misioneros pidiendo caridad para los pobres en las casas de un barrio de clase alta. Cuando llegan a una de estas casas, tocan la puerta y abre una señora. Los curitas dicen:
- Dios la bendiga, buena dama. Somos hermanos de Cristo.
- ¡Pues qué bien se conservan!
BWAHAHAHAAAHA!
2 comentarios:
¡Ja, ja, ja! La viejita tenía razón.
Si, bueno, lo literal siempre te da esa impresión, pero no lo es.
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