(Microrrelato perteneciente al libro "Elogio de la sombra".)
Abel
y Caín se encontraron después de la muerte de Abel. Caminaban por el desierto y
se reconocerion desde lejos, porque los dos eran muy altos. Los hermanos se
sentaron en la tierra, hicieron un fuego y comieron. Guardaban silencio, a la
manera de la gente cansada cuando declina el día. En el cielo asomaba alguna
estrella, que anun no había recibido su nombre. A la luz de las llamas, Caín
advirtió en la frente de Abel la marca de la piedra y dejó caer el pan que
estaba por llevarse a la boca y pidió que le fuera perdonado su crímen.
Abel
contestó:
-¿Tu
me has matado o yo te he matado? Ya no recuerdo; aquí estamos juntos como
antes.-
-Ahora
se que en verdad me has perdonado,-dijo Caín.-porque olvidar es perdonar. Yo
trataré también de olvidar.-
Abel
dijo despacio:
-Así
es. Mientras dura el remordimiento dura la culpa.-
BWAHAHAHAAAHA!
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