(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
esta noche de 1712, el Diablo visitó al joven violinista Giuseppe Tartini, y en
sueños tocó para él.
Giuseppe
quería que esa música no terminara nunca; pero cuando despertó, la música se
había ido.
En
busca de esa música perdida, Tartini compuso doscientas diecinueve sonatas, que
ejecutó con inútil maestría todo a lo largo de su vida.
El
público aplaudía sus fracasos.
BWAHAHAHAAAHA!
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