lunes, agosto 26, 2013

La pureza de la fe. (Galeano-26 de agosto)

(Microrrelato perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
Iván el Terrible nació en 1530.
Para educar al pueblo en la fe cristiana, erigió en Moscú el gran templo de San Basilio, que sigue siendo el hermoso símbolo de la ciudad, y para perpetuar su cristiano poder envió al Infierno a unos cuantos pecadores, sus rivales, sus parientes, Arrojó a los perros al príncipe Andrei y al arzobispo Leonid, asó vivo al príncipe Piotr, partió a golpes de hacha a los príncipes Aleksander, Repnin, Snuyon, Nikolai, Dimitri, Telepnev, y Tiutin, ahogó en el rio a su primo Vladimir, a su cuñada Aleksandra y a su tia Eudoxia, envenenó a cinco de sus siete esposas, y de un bastonazo mató a su hijo, el preferido, el que llevaba su nombre, porque se le parecía demasiado.
BWAHAHAHAAAHA!

martes, agosto 20, 2013

La mano de obra celestial. (Galeano-20 de agosto)

(Microrrelato perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En la sierra ecuatoriana, se alza la iglesia de Licto.
Esta fortaleza de la fe fue reconstruida, con piedras gigantescas, mientras nacía el siglo veinte.
Como ya no había esclavitud, o eso decía la ley, indios libres cumplieron la tarea: cargaron las piedras a sus espaldas, desde una cantera lejana, a varias leguas de allí, y unos cuantos dejaron la vida en el camino de quebradas profundas y senderos angostos. 
Los curas cotizaban en piedras la salvación de los pecadores. Cada bautismo se pagaba con veinte bloques y veinticinco costaba una boda. Quince piedras era el precio de un entierro. Si la familia no las entregaba, el difunto no entraba en el Cementerio: se lo enterraba en tierra mala, y de ahí marchaba derechito al Infierno.
BWAHAHAHAAAHA!

martes, agosto 13, 2013

jueves, agosto 01, 2013

Madre nuestra que estás en la tierra. (Galeano-1 de agosto)

(Microrrelato perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En los pueblos de los Andes, la madre tierra, la Pachamama, celebra hoy su fiesta grande.
Bailan y cantan sus hijos, en esta jornada inacabable, y van convidando a la tierra un bocado de cada uno de los manjares de maíz y un sorbito de cada uno de los tragos fuertes que les mojan la alegría.
Y al final, le piden perdón por tanto daño, tierra saqueada, tierra envenenada, y le suplican que nos los castigue con terremotos, heladas, sequías, inundaciones y otras furias.
Esta es la fe más antigua de las Américas.
Así saludan a la madre, en Chiapas, los mayas tojolabales:
 “Vos nos das frijoles,
que bien sabrosos son
con chile, con tortilla.

Maíz nos das, y buen café.
Madre querida,
Cuidanos bien, bien.
Y que jamás se nos ocurra
venderte a vos.

Ella no habita el Cielo. Vive en las profundidades del mundo, y allí nos espera: la tierra que nos da de comer es la tierra que nos comerá.
BWAHAHAHAAAHA!