lunes, septiembre 23, 2013

Navegaciones. (Galeano-23 de septiembre)

(Microrrelato perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
La llamaban la Mulata de Córdoba, no se sabe por qué. Mulata era, pero había nacido en el puerto de Veracruz, y allí vivía desde siempre.
Se decía que era hechicera. Allá por el 1600 y pico, el toque de sus manos curaba a los enfermos y enloquecía a los sanos.
Sospechando que el Demonio la habitaba, la Santa Inquisición la encerró en la fortaleza de la isla de San Juan de Ulúa.
En su celda, ella encontró un carbón, que algún antiguo fuego había dejado allí.
Con ese carbón se puso a garabatear en la pared, y su mano dibujó, sin querer queriendo, un barco. Y el barco se desprendió de la pared y a la mar abierta se llevó a la prisionera.
BWAHAHAHAAAHA!

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