(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En 1794, el arzobispo de México , Alonso Nuñez de Haro, firmó la condenación de fray Servando Teresa de Mier.En el aniversario de la visita de la Vírgen María a tierras mexicanas, fray Servando había pronunciado un sermón, ante el virrey, el arzobispo y los miembros de la Real Audiencia.
Más que sermón, un cañonazo. Fray Servando se había atrevido a afirmar que no había casualidad ni coincidencia: la Vírgen María era la diosa azteca Tonantzin, y el apóstol Tomás era Quetzalcóatl, la serpiente emplumada que adoraban los indios.
Por haber cometido escandalosa blasfemia, fray Servando fue despojado de su título de doctor en filosofía y se le prohibió, a perpetuidad, enseñar, recibir confesiones y pronunciar sermones. Y fue condenado al destierro en España.
A partir de entonces, siete veces estuvo preso y siete veces se fugó, peleó por la independencia mexicana, ecribió las más feroces y divertidas calumnias contra los españoles y también escribió serios tratados sobre el proyecto de república, libre de ataduras coloniales y militares, que él proponía para cuando la nación mexicana fuera dueña y señora de sí.
BWAHAHAHAAAHA!
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