De pronto, el Pastor se acercó al lugar donde yo estaba. Me miró fijo y me señaló con el dedo.
Piadosamente, me arrodillé y él puso sus manos sobre mi cabeza y exclamó con voz fuerte: "Você va caminhar."
Yo le contesté por lo bajo: "Pero no tengo ningún problema motriz".
Él ignoró mi respuesta y, casi gritando, volvió a exclamar: "¡Irmâo, você va caminhar!"
Toda la Asamblea, con las manos en alto, empezó a gritar: "¡Você va caminhar!"
Intenté nuevamente explicarle que no tenía ningún problema con mis miembros inferiores, pero fue en vano.
Él repetía cada vez más fuerte y con mayor energía: "¡¡¡Você va caminhar!!!", mientras la asamblea en trance gritaba aún más fuerte: "¡¡¡Hermano, você va caminhar!!!"
Opté por callarme y no dije más nada.
Cuando terminó el acto dejé la asamblea y, créanlo o no, el hijo de remilputas del pastor tenía razón:
¡¡¡Me habían afanado el auto!!!
BWAHAHAHAAAHA!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario