jueves, abril 21, 2016

Epilogo. (Charles Baudelaire)

(Perteneciente a "Pequeños poemas en prosa.")

Subí a la montaña con el corazón feliz.
Desde allí pude observar la gran ciudad, 
purgatorio, infierno, burdel, nospital, prisión.
Crece allí como una flor atroz.
Tu ya sbaes, ¡Oh Satán!, patrón de mi alma apenada,
que yo no ascendí a derramar lagrimas de vanidad.
Como el viejo lascivo busca a la vieja querida,
busqué a la enorme ramera que me embriaga como un 
vino, que con su encanto diabólico vigoriza mi vida.
Entre las sábanas deshechas de tu lecho matutino,
de inquietud, de catarro, de oscuridad, 
o con los velos crepusculares bordados de oro fino,
te quiero, capital despreciable. Y ustedes ¡oh cortesanas!,
y ustedes ¡oh malechores!, ofrecen a veces goces
que jamás entiende el ignorante vulgo
de las gentes profanas.
BWAHAHAHAAAHA!

No hay comentarios.: