(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
1553, el primer obispo de Brasil, Pedro Sardina, desembarcó en estas tierras.
Tres
años después, al sur de Alagoas, fue comido por los indios caetés.
Algunos
brasileños opinan que ese almuerzo fue un invento, un pretexto del poder
colonial para robar las tierras de los caetés y exterminarlos a lo largo de una
larga guerra santa.
Otros
brasileños, en cambio, creen que esa historia ocurrió tal como se cuenta. El
obispo Sardina, que en el nombre llevaba el destino, fue el involuntario
fundador de la gastronomía nacional.
BWAHAHAHAAAHA!
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