(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
el año 2009, en el atrio del convento de Maní de Yucatán, cuarenta y dos
frailes franciscanos cumplieron una ceremonia de desagravio a la cultura
indígena:
-Pedimos
perdón al pueblo maya, por no haber entendido su cosmovisión, su religión, por
negar sus divinidades; por no haber respetado su cultura, por haberle impuesto
durante muchos siglos una religión que no entendían, por haber satanizado sus
prácticas religiosas y por haber dicho y escrito que eran obra del demonio y
que sus ídolos eran el mismo Satanás materializado.-
Cuatro
siglos y medio antes, en ese mismo lugar, otro fraile franciscano, Diego de
Landa, había quemado los libros mayas, que guardaban ocho siglos de memoria
colectiva.
BWAHAHAHAAAHA!
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