(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
el día de hoy del año 2006, el papa Benedicto, sumo potífice de la Iglesia
Católica, paseó entre los jardines de la ciudad que se llama, en lengua polaca,
Oswiecim.
A
cierta altura del paseo, el paisaje cambió.
En
lengua alemana, la ciudad de Oswiecim se llama Auschwitz.
Y
en Auschwitz, el papa habló. Desde la fábrioca de muerte más famosa del mundo,
preguntó:
-Y
Dios, ¿Dónde estaba?-
Y
nadie le informó que Dios nunca había cambiado de domicilio.
Y
preguntó:
-¿Por
qué Dios se quedó callado?-
Y
nadie le aclaró que quien se había quedado callada era BWAHAHAHAAAHA!
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