(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
el verano de 1725, Petar Blagojevic, se levantó de su ataúd, en la aldea de
Kisiljevo, mordió a nueve vecinos y les bebió la sangre. Por orden del gobierno
de Austria, que por entonces mandaba en aquellos pagos, las fuerzas del orden
lo mataron definitivamente clavándole una estaca en el corazón.
Petar
fue el primer vampiro oficialmente reconocido, y el menos célebre.
El
más exitoso, el conde Drácula, nació de la pluma de Bram Stoker, en 1897.
Más
de un siglo después, Drácula se jubiló. No le preocupaba para nada la
competencia de los vampiritos y vampiritas cursilones que Hollywood estaba
fabricando; pero en cambio si que lo angustiaban otras hazañas insuperables.
No
tuvo más remedio que retirarse. Sentía un incurable complejo de inferioridad
ante los poderosos glotones que fundan y funden bancos y chupan la sangre del
mundo como si fuera pescuezo.BWAHAHAHAAAHA!
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