(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
1537, el papa Paulo II dictó la bula Sublimis Deus. La bula salió al choque
contra quienes, deseando saciar su codicia, se atreven a afirmar que los indios
deben ser dirigidos a nuestra obediencia, como si fueran animales, con el
pretexto de que ignoran la fe católica.
Y
en defensa de los aborígenes del Nuevo Mundo, estableció que son verdaderos
hombres, y como verdaderos hombres que son pueden usar, poseer y gozar libre y
lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades y no deben ser
reducidos a servidumbre.
En
América, nadie se enteró.
BWAHAHAHAAAHA!
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