(Microrrelato
perteneciente a "Los hijos de los días", de Eduardo Galeano.)
En
1938, aterrizaron las naves espaciales en las costas de los Estados Unidos, y
los marcianos se lanzaron al ataque. Tenían tentáculos feroces, enormes ojos
negros que arrojaban rayos ardientes, y una babeante boca en forma de V.
Muchos
despavoridos ciudadanos salieron a las calles, envueltos en toallas mojadas
para protegerse del gas venenoso que los marcianos emitían, y muchos más
prefirieron encerrarse a trancas y retrancas, bien armados, en espera del
combate final.
Orson
Welles había inventado esta invasión extraterrestre, y la había transmitido por
radio.
La
invasión era mentira, pero el miedo era verdad.
Y
el miedo continuó: los marcianos fueron rusos, coreanos, vietnamitas, cubanos,
nicaragüenses, afganos, iraquíes, iraníes…BWAHAHAHAAAHA!
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